Esta magdalena tiene una pinta riquísima, verdad? pues no os dejeis engañar por la vista, no es más que pura apariencia... Sí, sí, es lo que estais leyendo, es lo que estoy insinuando. Claramente: esta magdalena no se puede comer. Para que veais que las cosas no siempre salen bien, que no siempre salen a la primera, que a veces no es tan fácil, que a una, aunque le guste mucho la cocina y haga magdalenas todas las semanas, las cosas no siempre le salen bien, y esta semana ha sido así al intentar hacer esta receta. Estas magdalenas han resultado duras, fuertes de sabor, resecas... horribles. Pero esto no es todo, no, qué va, ahora cuando veais las otras magdalenas...
En la receta de estas magdalenas de chocolate me fallaron varias cosas. Por una parte de repente me di cuenta de que no tenía bastante philadelphia, y eran las 24.15 de la madrugada, así que era imposible salir a buscar más. Decidí seguir adelante con la receta y con los 40g de queso crema. No pensé que el poner 40g en lugar de 100 fuese a tener tanta trascendencia!
Por otra parte la receta indicaba 90g de azúcar, y como siempre encuentro las recetas demasiado dulzonas (y eso que yo no las como cuando llevan azúcar) cuando la balanza llegó a los 80g paré de echar. Pues bueno, creo que quizás debería haber seguido hasta 120g... les falta dulzor, bastante.
Finalmente también me di cuenta de que no tenía chocolate de repostería, ni de cobertura, ni especial para fundir... no tenía ningún chocolate de estos, todo lo que tenía era una caja de metal (mi caja de chocolate) llena de tabletas de chocolate puro, que en casa nos encanta, para comer, no para cocinar: del 74%, del 83%, del 85%, con pepitas de cacao, con granos de pimienta rosa... Tampoco pensé que poner un chocolate puro, con tanto porcentaje, fuera a estropear la magdalena entera.
Pues nada, entre la falta de philadelphia, la falta de azúcar y el exceso de porcentaje del chocolate el resultado ha sido que las magdalenas han salido terribles.
No creo que sea culpa de la receta, no creo que la receta esté mal, simplemente es que confluyeron muchos aspectos, digo yo, y el asunto no salió bien. En cualquier caso voy a obviar la receta en sí. Si algún día vuelvo a probar con ella y con todos los ingredientes correctamente y salen bien entonces os la pondré.
Tota, que pasé un buen rato entregada a las magdalenas sin saber lo que nos íbamos a encontrar la mañana siguiente cuando las fuimos a comer para el desayuno. Claro, el fracaso no lo supimos hasta la mañana siguiente.
Pero lo que sí que supe esa misma noche fue el fracaso total de la receta que hice a continuación. En qué mala hora me puse aquella noche a hacer magdalenas!!!! No era mi día o no sé yo qué pasaba aquí. Desde luego no me salió nada bien. Fijaos en esto!!!!!:
¿Veis las magdalenas en la bandeja y en la tartera al lado de las de chocolate? A estas magdalenas les tenía yo echado el ojo desde diciembre. En navidades recibí como regalo un libro llamado "cocina y salud: diabetes", y desde la primera ojeada me quedé con esas "magdalenas de salvado, miel y tomillo". No había foto para la receta, cosa que detesto en un libro de cocina, pero no me importó porque me pareció una combinación exquisita y porque una magdalena no tiene mucho misterio, así que tampoco hacía falta la foto para saber el aspecto de una magdalena.
Y finalmente encontré el momento de hacer estas magdalenas esta semana pasada. Me dispuse una noche a hacer las magdalenas de chocolate y las de salvado. Hice primero las de chocolate, y después las de salvado. En este segundo caso hice todo, absolutamente todo, como indicaba la receta. Los ingredientes todos pesados al milímetro, procedí como indicaba la preparación, y aún así salió este fracaso de magdalenas que veis en la foto.
Primero me sorprendió que los ingredientes húmedos no podían llegar a humedecer los ingredientes secos, pero no quise añadir ni hacer experimentos, confié en la receta, y éste es el resultado que obtuve. Las magdalenas que veis en la foto son ya salidas del horno. Si las de chocolate os decía que no se podían comer de éstas ya ni os cuento. Las de chocolate aún salvamos alguna. 15 segundos al microondas, abrirla por la mitad y ponerle una bola de helado, regarla con un poco de chocolate caliente bien dulce y se puede comer. Pero estas..., estas de verdad que no se pueden comer.
Así que ya veis, después de la semana pasada que me salté el proyecto de la magdalena os vengo hoy con dos fracasos de magdalenas. Disculpadme y en los próximos días voy a ver si enmiendo esta catástrofe y vengo con una receta bien rica.