Por los pelos pero ya está aquí mi NY cheesecake. He llegado hoy a casa a las 17 de la tarde, estrenando vacaciones, y lo primero que he hecho ha sido darme una ducha y meterme en la cocina. Llevaba toda la semana queriendo hacer esta tarta, toda la semana, y no había podido encontrar el momento. Pero hoy no podía dilatarlo más, era el día de la publicación de la propuesta dulce del Círculo Whole Kitchen, así que había que hacerlo, sacarle fotos, hacer la entrada... Y encima teníamos que salir a cenar!!!!!
La tarta la he preparado en versión mini. Vamos, que he reducido la receta que nos daba el Círculo Whole Kitchen a una quinta parte. Ha salido una tartita pequeña, muy mona, que he ofrecido a mi amiga, una de los miembros de Our Stylish Cooking Club, como despedida antes de marcharse a estudir a Cambridge este mes de agosto. En la despedida no han podido faltar ni las flores ni el champan.
La tarta nos la hemos llevado al restaurante donde teníamos la cena. Hemos cenado de tapeo, en una terraza a ras de arena en una de las playas de El Faro de Cullera, con unas vistas magníficas e insuperables de la bahía de Cullera.
A la tarta le he puesto una mermelada de kiwi para que tuviese un color veraniego. Estaba riquísima. Yo ya tenía una receta de TARTA DE QUESO publicada, pero de nuevo, una vez más, la propuesta del Círculo Whole Kitchen nos ha encantado.
NEW YORK CHEESECAKE
INGREDIENTES Base
210 gr. de galletas maría sin azúcar
120 gr. de mantequilla
INGREDIENTES Relleno
1 Kg. de queso crema
160 gr. de sirope de agave (o 190g de azúcar)
35 gr. de harina de repostería
5 huevos
80 ml. de nata
1/4 cdta. ralladura de limón o extracto de limón
1 cdta de extracto de vainilla
PREPARACIÓN:
Trituramos nuestras galletas hasta dejarlas con una textura fina, como la harina. En un bol, combinamos las galletas, el azúcar y la mantequilla derretida, mezclamos hasta formar una masa compacta.
Colocamos nuestra masa sobre el molde desmoldable y presionamos uniformemente sobre el fondo del molde, hasta obtener una capa de unos 3 cm. Reservamos mientras en el frigorífico.
Ponemos en el bol de nuestra batidora el queso crema, el azúcar (o sirope de agave) y la harina, batimos a velocidad media durante unos dos minutos, seguidamente añadimos los huevos, uno a uno, batiendo después de cada adicción y mezclamos, a continuamos culminamos añadiendo la nata, el limón y la vainilla, y mezclamos nuevamente hasta conseguir que nos queden todos los ingredientes bien integrados, pero con cuidado de no batir en exceso, no queremos introducir aire en nuestra masa.
Vertimos la masa sobre nuestra base de galletas y la introducimos en el horno, previamente precalentado a 180º durante 15 minutos, transcurrido este tiempo, bajamos la temperatura a 120º grados y lo dejamos durante 1’5 horas más o hasta que esté firme (el centro de la tarta parecerá un poco húmeda, es normal).
Pasado este tiempo, la sacamos del horno y la dejamos enfriar. Conviene pasar un cuchillo alrededor de la tarta, ayudándola a soltarse del molde. Esto nos hará que desmolde luego mejor, pero sobretodo ayudará a evitar que la superficie se agriete.
Una vez frío, lo refrigeramos durante al menos 6 horas, es mejor toda la noche, de un día para otro la tarta toma mayor firmeza y sabor.