Ayer pasamos el día en Oxford, una ciudad que me apasiona. Su atmosfera es especial, y en los días de verano, a pesar de los miles de turistas que colapsan sus calles, tiene un color particularmente bonito.
Llegamos a casa agotados, pero a pesar de eso preparamos una barbacoa para cenar y disfrutar del jardín, ahora que las temperaturas lo permiten.
Lo que más me gusta de este país en verano son los días tremendamente largos y las cenas a plena del día.
De postre tomamos un Eton Mess dulce y delicioso con algo que también me vuelve loca de este país en verano: las fresas y las frambuesas.
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